sábado, 27 de noviembre de 2010

Arquitecta de interiores




Llevo ya casi dos años de reconstrucción, en los que he tenido que derrumbar lo poco que quedaba de mí para hacerme de nuevo.

Me ha tocado excavar en roca, quitar escombros, romper con todo lo que me sustentaba ,o así lo creía, y hacer unos cimientos fuertes.

Han sido dos años duros, pero ahora empiezo a recoger los frutos.

Mi vida no ha cambiado nada o sí, según se quiera ver.

Sigo en el mismo trabajo que me agobiaba, con la misma gente, los mismos compañeros y jefes, pero ahora me empiezo a colocar en mi sitio y ya sé que lo que siento en el trabajo generalmente no es tanto por causas externas como por mi propia frustración.

Mi pareja es la misma, las circunstancias similares, pero por fin empezamos a hablar... un pequeño paso el hombre un gran paso para la humanidad.

No me ha tocado la lotería, pero sé que de todo se sale.

La salud se ha resentido profundamente, pero me ha permitido darme cuenta de que mi cuerpo me avisa de las cosas que me hacen daño, es un amigo, un compañero, un guía al que quiero y hago caso. Me ha permitido fiarme más de mí misma y de mi intuición ya olvidada.

Estos dos años me han llevado a realizar un cambio sustancial en mi vida, en mi yo más íntimo.

Soy capaz de ver si la realidad me hace daño o son mis propias insatisfacciones y según cual sea la respuesta poner remedio.

Puedo sentir, da igual el qué, pena, alegría, emoción, tristeza, enfado... sin dejarme arrastrar por el sentimiento ni luchar contra él, simplemente vivirlo. Hace tiempo dejé de sentir por miedo.

Ahora puedo decir que no soy la misma, que los cimientos se han cambiado y saneado los materiales de construcción. Hasta la fachada ha mejorado visiblemente ;o)

No todo se ha ido, el estilo permanece, por ejemplo sigo siendo obsesiva con algunas cosas y le doy vueltas y vueltas a lo que hago mal, pero... ahora me doy cuenta y no me meto en la espiral que me arrastraba a un fondo oscuro del que no podía salir.

Y aunque no es todo perfecto, porque llega un vendabal y arrasa con el tejado, o una granizada rompe los cristales, ahora sé cómo volver a construirlo.

Sé que no vale con construir, que hay que mantenerlo y eso es trabajo del día a día.

Pero por primera vez en mi vida, me gusta lo que estoy creando.

2 comentarios:

Goyo dijo...

Si tú estás a gusto con lo que haces, entonces serás feliz. El resto no importa. Sigue así y la felicidad seguirá estando a tu lado. Yo también estoy empezando a cambiar. Mis acontecimientos personales de los dos últimos meses me han llevado a ver el lado positivo a todo; por muy negro que pinte.

Francesca dijo...

El crecimiento, el renacimiento por suerte o por desgracia no suele ocurrir en calma y armonía, necesita de olas enormes, agujeros negros, saltos al vacío que nos hagan salir de nuestro mundo y nos permitan descubrir en nuestro interior la fuerza, el coraje, la alegría .... que nos faltaba.
Un beso Goyo.

 
El blog de Francesca. Design by Exotic Mommie. Illustraion By DaPino