lunes, 28 de febrero de 2011

La enfermedad como síntoma


¿Cuál es el origen de una enfermedad? ¿Porqué unos sí y otros no? Estas y otras muchas preguntas no me las había planteado hasta el año pasado.

En mi caso llegué a la conclusión de que de alguna manera yo misma me había provocado esta enfermedad. Esa creencia nació y se convirtió en certeza en poco tiempo. Las experiencias que viví después y los libros que leí sobre el tema me hicieron ver que no era yo sóla la que pensaba que nosotros mismos podemos generarnos enfermedades.

La pregunta es ¿conscientemente? ¿porqué iba yo a hacer eso?, la respuesta en mi caso estaría en el subconsciente, en las cosas que se han grabado en la mente y en el cuerpo y se han anclado en mi modus operandi a lo largo de mi vida.

El otro día un amigo, que coincide de alguna manera en el pensamiento y lo explica mil veces mejor, lo resumía como un iceberg donde el cuerpo, lo que vemos, lo que sabemos es la parte emergida, un 12%, pero bajo las aguas hay un 88% que no conocemos y que podría ser en gran medida responsable de las cosas que nos pasan en la superficie.

Hablábamos con otra amiga, diagnosticada de fatiga crónica y aunque ella se negaba a considerar esta opinión como la única causa de su enfermedad (yo opino igual, hay más cosas), sí que estaba abierta a considerarla como un factor más posible. Sin embargo reconocía que las personas que ella conoce se negarían a admitir que la causa de su enfermedad pudiera estar más allá de lo fisiológico. Y es que eso de somatizar, eso de psicosomático, suena a que te llamen idiota por no saber gestionar tus emociones. Personalmente creo que es algo más sencillo y menos culpabilizador de lo que a priori parece.

¿Qué nos dicen las enfermedades? ¿qué nos dice nuestro cuerpo cuando enferma?

Creo que nuestro cuerpo, o nuestro inconsciente por medio de nuestro cuerpo, nos manda mensajes: ¡Eh! chaval, algo aquí no funciona. Pero ¿aquí?, ¿dónde?. En la forma de vivir, en la forma de pensar, en tu forma de sentir, en aquello que reprimes sin saberlo, en las cosas que te condicionan tu yo actual, ... aquí pasa algo.

Creo también que antes de enviar una tremenda enfermedad nos trata de avisar más sutilmente. En mi caso con dos enfermedades autoinmunes, el hipotiroidismo y la celiaquía. Mi cuerpo luchando contra él mismo, muy inteligente el mensaje, pero yo era muy poco receptiva. Y me mandó bastantes, muchas, cosas más, que como decía alguien que conozco, le encantarían a Freud. Reconozco que acertó de pleno siempre luchando lo que quería con lo que debía, lo que podía con lo que me permitía.

Y me viene a la cabeza, nunca mejor dicho, el tema de los piojos. En el cole cada año hay invasión de piojos, pero en clase no todos los niños los pillan. Me llamaba la atención que la mejor amiga de clase de mi hija empezaba con los piojos casi el primer día y terminaba con ellos al llegar el verano, la única manera de quitárselos era finalmente cortarle el pelo muy cortito y esperar al mejor tiempo, los tratamientos no funcionaban. La otra mejor amiga era una vecinita a la que le ocurría lo mismo. Si algo tenían en común esas niñas es que pudieran tener un sentimiento de soledad tremendo por circunstancias que no vienen al caso. Recordé que mi madre en su infancia tuvo también una temporada larguísima de piojos, indagando sobre si había en aquellos momentos algo emocional que pudiera afectarle, después de varios noes y yo seguir insistiendo se echó a llorar y me contó una historia tremenda en la que ella de alguna manera se sintió y estuvo desvalida durante mucho tiempo. Cabe decir que me arrepentí de preguntar en ese mismo instante, pero que también la confidencia nos hizo acercarnos más. Mis hijos finalmente sí que tuvieron piojos, pero coincidió en fechas con mi ingreso, operación y posterior alta en casa de mi madre, nunca antes. Ese fue un momento emocional fuerte de abandono, de soledad, y de otras cosas. Desde el punto de vista que tengo ahora pienso que no es casualidad la coincidencia. Con esto no quiero decir que los niños que tienen piojos son niños que sus padres los abandonan, Dios me libre, pero que quizá son niños sensibles que pueden sentirse especialmente sólos o desgraciados por algo o están pasando un mal momento.

Retomando el tema enfermedades, somatización ¿Qué se puede hacer entonces? conocerse, observarse, ver qué nos hace sentir bien, qué nos hace sentir mal, nuestras reacciones, nuestros sentimientos, ... pedir ayuda de alguien que pueda ayudarnos, no vale cualquiera con un título o sin él. Encontrarnos con nosotros mismos. Tener contacto con la realidad que vivimos, esto es más complejo de explicar, otro día quizás. No resignarnos, buscar soluciones a todos los niveles en lo físico, en lo psicológico, en lo emocional y ¿porqué no? en lo espiritual. A veces significa poner patas arriba todo lo que eres, o lo que crees que eres. Tratar de abordar la enfermedad desde todos los ángulos posibles, siendo la enfermedad un síntoma más de algo que ocurre.

Con todo esto no quiero decir tampoco que alguien con una enfermedad curable o incurable se vaya a curar porque sí, pero sí que esa enfermedad puede llevarle a interiorizar, a descubrirse y estar mejor en otros aspectos de su vida y ¿quien sabe si quizás incluso mejora?.

Con todo esto sólo expreso una opinión, un sentir, que es puramente personal.

martes, 22 de febrero de 2011

Cosas que hacer antes de morir


Parece que el tema de la muerte me persiga. El otro día en el blog de Naar había una entrada "Cosas que hacer antes de morir", luego lo retomó Goyo en su blog.


Hace unos días mi hija de 5 años se sentó a mi lado y me preguntó "¿mamá, tú tienes miedo a morir?", a mí casi me da algo. Tuvimos una charla bonita sobre si era verdad o no que cuando nos morimos nos convertimos en ángeles y le dije la verdad, "por supuesto que sí".


He recibido en mi correo unos mensajes sobre ¿quieres saber la fecha de tu muerte?. No, gracias.


Para los que seguís el blog sabéis que este año pasado ha sido muy duro para mí por tema de operaciones, etc... el caso es que por decisión personal he decidido no operarme de nuevo, de momento, a pesar de tener un tumor en el intestino.


Todas estas circunstancias han hecho que sienta que tengo encima de mi cabeza una espada sujeta por un hilo del que desconozco su firmeza y en determinados momentos me plantee la muerte no como algo lejano sino como una posibilidad más, dentro de un proceso natural del tumor o bien como resultado de una operación.


Le he estado dando muchas vueltas y veo un antes y un después. El año pasado cuando pensé que iba a morir lo primero que me vino a la cabeza fue un "vaya mierda" ¿porqué? no por morirme sino porque la vida que había llevado en los últimos años era para mí eso, una idem. No era justo, sin cumplir los 40, con dos hijos de 2 y 4 años entonces, con tantas cosas por descubrir y medio deprimida o deprimida entera los últimos años...


Cuando te encuentras con una situación de estas sólo tienes dos opciones, revolcarte en tu amargura y sentirte la mujer más desgraciada del mundo o bien ver lo que está fallando en tu vida y el tiempo que te quede disfrutarlo para que cuando de verdad te llegue la muerte puedas decir... me puedo ir tranquila, me lo he pasado bien de verdad, lo he disfrutado, he aprendido, con lo bueno, con lo malo, con lo regular y, lo más importante, he sido yo misma.


Yo elegí la segunda opción y de alguna manera me puse delante de mí misma, me zarandeé un poco y me dije "despierta, tienes que salir de esta y vivir, VIVIR, con mayúsculas".


En estos 11 meses puedo decir que mi vida sigue igual pero yo no, he buscado cosas que me apasionan y procuro tener ilusión, me he encontrado y sigo encontrándome y reconociéndome. Soy capaz de decir no cuando quiero decir no y sí cuando quiero decir sí y de callar cuando no quiero decir nada. Se puede decir que a ratos soy feliz, otros ratos no, como todo hijo de vecino, pero ahora lo veo parte de la vida, subidas, bajadas y vuelta a empezar.


Se me han ido un poco las prisas por hacer, hacer, hacer, antes de... me tomo la vida más tranquila. Mis prioridades han cambiado y relativizo las cosas mucho más y a otras les doy más importancia. Sólo sé que es genial. Me he enamorado en este tiempo, de mí misma, guauuuuu, os lo recomiendo, no que os enamoréis de mí que no está mal, pero sí que os enamoréis de vosotros mismos, de vuestro yo real.


Este último mes he llegado a una conclusión y es que cuando aprendes a vivir de alguna manera aprendes a morir, y estoy más serena.


Este mes me encontré un bultito nuevo en la tripa y mis miedos se volvieron a repetir de una forma bastante más serena. Ayer me dijeron que era líquido y que pertenece a la cicatriz, bueno, quizá lo quiten, lo drenen o me hagan una pequeña operación pero espero que nada más, y hasta estoy feliz, a falta de otras pruebas.


Y volviendo al título de "cosas que hacer antes de morir" las voy a resumir rápido, en mi caso no me planteo cosas a largo plazo sino a corto no más de dos años vista.


1- Vivir, con mayúsculas y todo lo que haga falta, hacer lo que me gusta y ser honesta conmigo misma. Vivir para adentro y no cara a la galería.


2- Enseñar a vivir a mis hijos. Como no sé el tiempo que estaré les estoy escribiendo un diario con cosas que espero leamos juntos dentro de muchos años. Por fin me he decidido, mucho tiempo pensándolo y sin hacer nada, quejándome de que no van a saber nada de lo que estoy viviendo y de cómo los veo y veo el mundo y quiero que lo sepan. Quiero poder decirles tantas cosas y son tan pequeños... pues ya lo leeremos cuando cumplan 18.


3- Me compré una cámara de fotos reflex, una nikon. Me he enterado de que soy nikonista en contraposición a los canonistas, quiero aprender a utilizarla bien, me encanta la fotografía, es una pasión y quiero desarrollarla. Tengo por ahí un blog de fotografía que empecé no hace mucho con fotos de mi móvil y se ha quedado colgado, quiero poner fotos que valgan la pena.


4- Quiero ver una aurora boreal, es un sueño de niña y me gustaría cumplirlo, me quedan dos años para ir a verla, me puse un plazo de tres pero ya han pasado unos 6 meses supongo desde entonces y el tiempo corre.


5- Quiero acabar mi tesis, aparte de trabajar estoy con una tesis. Después de dejar hace años abandonada una con mucho dolor, ahora tengo otra y quiero acabar con ella antes de que ella acabe conmigo.


6- Hacer una estancia de unos meses en el extranjero, donde tenga que aprender el idioma o perfeccionarlo y todo sea nuevo. Otra pasión mía es aprender, aprender, aprender...


7- Tener un amante ocasional, ¿suena raro?, ¡qué importa!. Alguien que no quiera más de lo que yo le puedo ofrecer y viceversa. Aunque no vale cualquiera. Quizás esto de ser una niña buena muchos años ha hecho que se despierte en mí algo... no sé como llamarlo. No necesita nombre. Eso sí, paso de buscarlo, si aparece pues bien pero si no, pues no ha llegado y ya está.


Y bueno esas son las cosas que me planteo para antes de morir y no tardando más de dos años.


Dentro de 2 años me plantearé otras a 5 años vista, y así progresivamente.

domingo, 20 de febrero de 2011

locuras transitorias


Paseando por la red me he encontrado con esto.

Un buen beso sirve para bajar el estrés y la energía negativa acumulada. Estimula zonas del cerebro que liberan sustancias que provocan sensación de bienestar, eliminado además, la depresión.

Besar es una meditación sensual. No olvidemos la importancia del beso para mantener las emociones a flote.

Un buen beso puede disminuír considerablemente la ansiedad.

Los besos estimulan el sistema inmunológico del cuerpo, es decir, ayudan a proteger de enfermedades.

El beso provoca que se libere adrenalina en tu sangre, lo que hace que el aumento el ritmo cardiaco del cuerpo.

Dar besos profundos provoca un incremento de saliva que ayuda a eliminar bacterias de la boca, por lo tanto, disminuye el riesgo de sufrir caries y mal aliento.

En el arte de besar, los besos profundos y largos mejoran el tono muscular de la lengua y de los músculos faciales haciendo que tu cara luzca sana y jovial.

Recuerda que por cada beso apasionado eliminas hasta 2 calorías por minuto.

El beso es la puerta de la sensualidad y el romanticismo, por lo tanto, no olvides que si te esfuerzas en hacerlo bien, las probabilidades de un gran encuentro sexual aumentan. Sacale todo el provecho dominando el arte de besar.

Así que he pensado que es hora de cuidar la salud.

Me dan ganas de salir a la calle, parar a un desconocido y decirle ¿A qué esperas para besarme?.

jueves, 17 de febrero de 2011

cabreada como una mona


Si alguien me pregunta ¿cómo estás hoy? la primera respuesta que me viene a la cabeza es cabreada como una mona, la verdad es que no sé de donde viene la expresión o si he hecho un mix de frases hechas porque el caso es que no se me ocurre la imagen de ninguna mona cabreada, pero así lo siento y así lo digo.


¿Porqué? Porque estoy cansada, defraudada, triste, porque no existo, porque soy invisible, porque soy una imagen de un scaner, un número en un expediente, nadie, nada. Y me sublevo con gritos silenciosos.


Fulmino con la mirada al que se plante por delante diciéndome que es dios y viene a salvarme la vida. Y como lo rechazo, dios me manda hacer las maletas y largarme del paraíso, de su paraíso, que con su pan se lo coma.


Le regalo su paraíso, le regalo su salvación, y cojo mis maletas, pocas, porque no tengo nada que quiera llevarme de ahí, y me voy. Salgo en busca de mi propio hogar, del lugar donde poder descansar, de un sol que me alumbre y me caliente un poco porque de ese lugar sólo conservo el frío en los huesos, de un árbol bajo el que sestear, de pájaros que canten y babosas que se arrastren. Salgo en busca de la verdad, de la mía, no de la tuya o la del otro, de la mía, porque aún no la conozco lo suficiente y estoy cansada de palabras, de sentencias finales, de futuros imperfectos y puntos suspensivos.


Éxodo, puerta trasera, patada en el culo, pero cabeza bien alta porque podrán hundir mis palabras pero no mis sueños.

miércoles, 16 de febrero de 2011

Vive con tus heridas

Me estoy leyendo un libro, lo pongo al final, y me ha llamado la atención este capítulo. Es algo que ya había escuchado pero que lo he descubierto realmente hoy.



En el fondo todo se reduce a dejar fluir y sentir el miedo, la tristeza, la angustia, los sentimientos en general, las emociones, no luchar contra ellas, no dejarse arrastrar por la marea de pensamientos que generan sino desde tu ser interior encontrar la paz al saber que están ahí pero que no te pueden hacer más daño del que tú les permitas.



La búsqueda del origen de las heridas es interminable, unas llevan a otras, puedes encontrar diferentes momentos que han alimentado esa herida o creado de una otras, pero sólo eso no basta.



Sentir, atreverse a sentir lo bueno, lo malo, lo regular, escuchar el eco que resuena en tu cuerpo, en tu mente y a la vez saberse a salvo.



Os dejo con el libro.



Te han herido de muchas maneras. Cuanto más te abras para ser curado, más descubrirás la profundidad de tus heridas. Sentirás la tentación de desanimarte, porque bajo toda herida que descubras, encontrarás otras. La búsqueda de la verdadera curación será dolorosa. Tienes que derramar aún muchas lágrimas.

Pero no tengas miedo. El simple hecho de ser más consciente de tus propias heridas te demuestra que tienes fuerza suficiente para enfrentarte a ellas.

El gran reto es vivir con la ayuda de tus heridas en vez de pensar sólo en ellas. Es mejor llorar que preocuparse, sentir tus heridas profundamente que comprenderlas, dejar que formen parte de tu silencio que hablar de ellas. La elección a la que te enfrentas constantemente es hacer que tus heridas formen parte de tu mente o de tu corazón. En tu mente puedes analizarlas, encontrar sus causas y consecuencias, y acuñar palabras para hablar y escribir sobre ellas. Pero seguro que ésta no es la fuente de tu curación. Tienes que dejar que las heridas lleguen hasta tu corazón. Ahí puedes vivirlas y descubrir que no tienen capacidad para destruirte. Tu corazón es más grande que tus heridas.

Comprender tus heridas solamente puede ser curativo cuando esta comprensión se ponga al servicio de tu corazón. No es fácil ir a tu corazón con tus heridas. Te exige que dejes de lado muchas preguntas. Tú quieres saber: "¿Porqué me hirieron? ¿Cúando? ¿Cómo? ¿Quienes?". Crees que las respuestas a estas preguntas te traeran solaz. Pero, en el mejor de los casos, te ofrecerán un cierto distanciamiento de tu propio dolor. Debes abandonar la idea de la necesidad de controlar tu propio dolor y tener confianza en el poder de curación de tu corazón. En él tus heridas pueden encontrar un lugar seguro donde ser recibidas y, una vez recibidas, perderán su poder de infligirte daño alguno y se convertirán en tierra rica para una nueva vida.

Piensa en cada herida como lo haría un niño al que ha herido un amigo. Mientras el niño chilla y dice tonterías, intentando devolverle el mal al amigo, una herida da paso a otra. Pero cuando el niño experimenta el abrazo consolador del padre o de la madre, el niño puede aguantar el dolor, puede volver a ser amigo, perdonar y reconstruir la amistad. Sé amable contigo mismo y deja que tu corazón sea un padre amoroso cuando vives con tus heridas.

La voz interior del amor. Desde la angustia a la libertad.

Henri J.M. Nouwen.

jueves, 3 de febrero de 2011

Lo que necesitáis aprender.


Mientras estemos juntos voy a enseñaros las cosas importantes de la vida, lo que todo niño debería saber.


Es imprescindible que veáis las puestas de sol y sus amaneceres, los colores, el brillo, la luz. Como hoy que había salido de casa y he vuelto a entrar para que disfrutárais el espectáculo de color más allá de los cristales de la ventana.

Más cosas fundamentales, acariciar perros y gatos pidiéndoles antes permiso. Voy a mostraros las babas de los caracoles. Os enseñaré a tener una tortuga en las manos esperando a que salga de su caparazón y a observar el cambio de estaciones en los árboles. Cómo salen las yemas, flores, hojas y después se caen para que el sol del invierno se cuele entre sus ramas y nos caliente un poquito.

Os enseñaré a gritar y a emocionaros, a animar a un equipo hasta quedaros sin voz, y a saltar en la cama sin que os caigáis.

También que la ropa es sólo ropa aunque sea de domingo y nueva.

Os enseñaré el valor de pisar los charcos con fuerza y seguir el rumbo de las gotas. A mojaros bajo la lluvia de agosto y abrigaros en la de los fríos. A buscar figuras en las nubes y descubrir que el arcoiris tiene más de 7 colores.

A encender un fósforo y tenerlo entre los dedos hasta que casi os queme.

Ha hacer música con palos, con hojas secas, a meter piedras o arroz en pequeños botes y agitarlo para oir como suena.

A silbar suavecito, improvisando, y a pleno pulmón, como quien llama a las cabras.

A soplar dientes de león después de pedir un deseo, a hacer burbujas y dejarlas marchar o explotarlas con los dedos.

El tiempo que estemos juntos lo emplearé en cosas importantes como estas, no quiero que crezcáis analfabetos y sin recursos en esta vida de relojes impacientes.

Os enseñaré a parar en mitad de las prisas porque se oye el canto de un pájaro oculto en alguna rama.

A apreciar las rosas por su belleza y por su aroma y que hay que mirar antes de oler porque si no las abejas os pueden picar en la nariz.

Os enseñaré a plantar semillas y regarlas poquito a poquito.

A poner tiritas cuando algo se rompa. Os mostraré la fuerza de las caricias y los besos ante los golpes más duros y los imaginarios.

Tengo una gran labor por delante si quiero que seáis unos chicos sabios, pero aún tengo muchos días por delante.

¿Qué más os puedo enseñar?

Se admiten sugerencias.

martes, 1 de febrero de 2011

Me regalo una gripe.


Mi cuerpo ha decidido regalarse una buena gripe. Y para asegurarse de que iba a descansar ha decidido que me lagrimeen los ojos y me moleste la luz, que me duelan lo oídos y me moleste el más mínimo ruido, que me duelan las muelas y no pueda comer nada, que me duela el cuerpo y la única posición posible sea la horizontal.


Resultado: dos días en cama sin música, tele, libros, luz ni comida.


Hoy la fiebre ya ha remitido y escribo entre lagrimillas lo que puedo.


Esta gripe me la he tomado muy diferente a otras. He decidido sentir lo que mi cuerpo me muestra y rebuscar en mi memoria momentos similares. Ésto me ha llevado a viajar a la república dominicana, me he ido al momento antes de ingresar en el hospital el año pasado, al lugar en el que di el primer beso a alguien, cada síntoma, cada manifestación me evocaba algo.


Esta noche he soñado que me examinaba, me faltaban hojas para escribir y nadie me daba ninguna. No me sabía las preguntas y sin embargo los demás tenían preguntas para sus exámenes que yo sí que sabía, y el tiempo se terminaba sabiendo que iba a suspender...


He llegado a la conclusión de que no puedo ir a medias por este mundo. Anticipación y aceptación. Prepararme bien, llevar mis hojas, no ir escasa, y si las cosas no salen bien que no sea porque dependía de la caridad de los demás. Mi vida no puede depender de los demás. Y si no sale bien aceptación, replantearme qué ha pasado y vuelta a empezar.


Me venía a la mente una mujer que conozco que no quiere salir de su rol de niña, se siente a gusto por más que sufra. Dicen que no hay peor ciego que el que no quiere ver y yo añado que no hay peor mal que aquel del que no quieres salir.

Que ustedes lo pasen bien, que yo me voy de nuevo a mi camita. Ah! no sé si será casualidad o no, pero hoy tengo revisión con el cirujano, supongo que todo influye para estar así.
 
El blog de Francesca. Design by Exotic Mommie. Illustraion By DaPino