Imagen sacada de internet.
Todos tenemos nuestros demonios dentro, y no me refiero a esos que nos hacen ser "buenos" o "malos" sino a los que hacen que nos sintamos desgraciados.
Ayer salieron todos fuera de mí en una sacudida violenta y empezaron a susurrarme cosas. Intenté hacer el silencio en mí pero no podía.
He pensado que la solución pasaba por acallarlos y entrar en mí misma. Allí encontraría una respuesta, pero no puedo hacer que dejen de hablar.
Cuando trato de relajar mi cuerpo para así poder llegar a mi mente, tomo conciencia de mis pies y mis dedos están agarrotados, mis rodillas encogidas, mis brazos cruzados, así que trato de estirar los dedos de los pies y relajarlos, estirar mis rodillas y relajarlas pero mis brazos siguen cruzados y al intentar colocarlos a lo largo de mi cuerpo me siento desvalida.
Mientras tanto mis demonios han dejado de susurrar, se han colocado en fíla delante de mí y se están partiendo de risa.
Buscando una solución he pensado que lo mejor sería matarlos uno a uno, pero ni tengo las armas para hacerlo y aunque las encuentre ¿de qué serviría? En poco tiempo otros vendrían a ocupar el hueco que dejaron estos, más sutiles, más refinados, más difíciles de ver.
¿Qué hago?...
Esta ha sido la meditación ¿qué hago con mis putos demonios? Vocabulario un poco soez para una meditación.
Sólo me queda conocerlos, para eso tengo que hacer de tripas corazón y escuchar todas las mierdas que me dicen. Porque cada uno especialista en algo.
Ya he identificado al miedo, es el más bravucón y el que sale en cuanto tiene ocasión. Pensé que lo estaba venciendo pero ahora es el que más fuerte se ríe. Supongo que la venganza la sirve fría.
La soledad no buscada sigue detrás, la obscura, la densa, la negrura que te asfixia.
Pero aún quedan más.
Está el fatalismo, el todo sale mal siempre, el nunca levantarás cabeza, el justo ahora cuando mejor...
Es curioso, conforme los nombro se va haciendo un silencio incómodo. No quieren que los conozca, pero lo que no saben es que han estado mucho tiempo expuestos a la luz y sólo es cuestión de recordar.
El círculo vicioso, el que me hace llegar a razonamientos sin salida, el que me cierra todas las puertas posibles.
El victimismo, pensar que soy yo la única y más perjudicada y no ver que en el campo de batalla hay víctimas inocentes.
La culpa, por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa, siempre sibilina, la más sutil, la que me hace ser el centro del mundo a través de la culpa. El efecto mariposa pero en negativo. Francesca estornuda y miles de persona mueren de frío en el mundo.
El idealismo que me dice que todo hasta ahora era perfecto, y me hace ver todo tan hermoso, hasta el momento en que deja de serlo y nunca más lo podrá ser.
Todos ellos me llevan a la inmobilidad, si no me muevo las cosas no podrán ponerse peor, lo curioso es que tampoco mejorarán. Es otro de mis demonios, el paralizante.
El racionalismo, pensar que todo se puede solucionar pensando en una solución.
Vale!, de momento, vale! hay más pero por ahora es suficiente. Por lo menos ahora sabéis que os conozco y os reconozco.
Antes de ayer me pidió o no pidió una amiga, amiga de la contradicción, que me definiera. Le dije que era imposible definirme porque estaba en plena reconstrucción, que lo que hoy soy mañana no me vale, que le podía decir únicamente en qué momento me encontraba, pero que si mañana me veía ese momento había pasado ya. Nunca tan a punto esa autodescripción, nunca tan certera.
De nuevo me toca seguir reconstruyendo, lo que acaba de destruir un terremoto. Ha roto mis nuevos ladrillos y tengo que buscar otro material que resista los embites.
Lo curioso es que no se trata de buscar un material más duro sino más flexible, resistente pero flexible.
Esto daría para muchos post. Aquí lo dejo de momento.
Me voy con mis putos demonios a ver qué me dicen, hoy no quiero pensar en soluciones, me las machacarían ellos y no quiero.
Ayer salieron todos fuera de mí en una sacudida violenta y empezaron a susurrarme cosas. Intenté hacer el silencio en mí pero no podía.
He pensado que la solución pasaba por acallarlos y entrar en mí misma. Allí encontraría una respuesta, pero no puedo hacer que dejen de hablar.
Cuando trato de relajar mi cuerpo para así poder llegar a mi mente, tomo conciencia de mis pies y mis dedos están agarrotados, mis rodillas encogidas, mis brazos cruzados, así que trato de estirar los dedos de los pies y relajarlos, estirar mis rodillas y relajarlas pero mis brazos siguen cruzados y al intentar colocarlos a lo largo de mi cuerpo me siento desvalida.
Mientras tanto mis demonios han dejado de susurrar, se han colocado en fíla delante de mí y se están partiendo de risa.
Buscando una solución he pensado que lo mejor sería matarlos uno a uno, pero ni tengo las armas para hacerlo y aunque las encuentre ¿de qué serviría? En poco tiempo otros vendrían a ocupar el hueco que dejaron estos, más sutiles, más refinados, más difíciles de ver.
¿Qué hago?...
Esta ha sido la meditación ¿qué hago con mis putos demonios? Vocabulario un poco soez para una meditación.
Sólo me queda conocerlos, para eso tengo que hacer de tripas corazón y escuchar todas las mierdas que me dicen. Porque cada uno especialista en algo.
Ya he identificado al miedo, es el más bravucón y el que sale en cuanto tiene ocasión. Pensé que lo estaba venciendo pero ahora es el que más fuerte se ríe. Supongo que la venganza la sirve fría.
La soledad no buscada sigue detrás, la obscura, la densa, la negrura que te asfixia.
Pero aún quedan más.
Está el fatalismo, el todo sale mal siempre, el nunca levantarás cabeza, el justo ahora cuando mejor...
Es curioso, conforme los nombro se va haciendo un silencio incómodo. No quieren que los conozca, pero lo que no saben es que han estado mucho tiempo expuestos a la luz y sólo es cuestión de recordar.
El círculo vicioso, el que me hace llegar a razonamientos sin salida, el que me cierra todas las puertas posibles.
El victimismo, pensar que soy yo la única y más perjudicada y no ver que en el campo de batalla hay víctimas inocentes.
La culpa, por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa, siempre sibilina, la más sutil, la que me hace ser el centro del mundo a través de la culpa. El efecto mariposa pero en negativo. Francesca estornuda y miles de persona mueren de frío en el mundo.
El idealismo que me dice que todo hasta ahora era perfecto, y me hace ver todo tan hermoso, hasta el momento en que deja de serlo y nunca más lo podrá ser.
Todos ellos me llevan a la inmobilidad, si no me muevo las cosas no podrán ponerse peor, lo curioso es que tampoco mejorarán. Es otro de mis demonios, el paralizante.
El racionalismo, pensar que todo se puede solucionar pensando en una solución.
Vale!, de momento, vale! hay más pero por ahora es suficiente. Por lo menos ahora sabéis que os conozco y os reconozco.
Antes de ayer me pidió o no pidió una amiga, amiga de la contradicción, que me definiera. Le dije que era imposible definirme porque estaba en plena reconstrucción, que lo que hoy soy mañana no me vale, que le podía decir únicamente en qué momento me encontraba, pero que si mañana me veía ese momento había pasado ya. Nunca tan a punto esa autodescripción, nunca tan certera.
De nuevo me toca seguir reconstruyendo, lo que acaba de destruir un terremoto. Ha roto mis nuevos ladrillos y tengo que buscar otro material que resista los embites.
Lo curioso es que no se trata de buscar un material más duro sino más flexible, resistente pero flexible.
Esto daría para muchos post. Aquí lo dejo de momento.
Me voy con mis putos demonios a ver qué me dicen, hoy no quiero pensar en soluciones, me las machacarían ellos y no quiero.
7 comentarios:
Todos tenemos demonios, Francesca, esos que nos acobardan tantas veces y nos restan ganas y alegría, pero debemos apartarlos a un lado y quedarnos con lo mejor.
Te dejamos hoy nuestros mejores deseos para estas fiestas y que ello se prolongue durante todo el 2011
¡Feliz Navidad¡
Son días de demonios.
Haberme dicho que era importante acudir al rescate a pesar del cansancio :o)
Besicos.
Logan y Lory, sí, hay que aprender que existen y existirán y saber apartarlos es todo un arte que estoy aprendiendo.
Feliz Navidad a vosotras también.
Athena, sí, son días de demonios, casi agradecí no quedar, hay cosas que ni pueden ni deben salir fuera, porque entonces se conjugan mis demonios y los de los demás.
Gracias mi niña de todas formas. Besicos y feliz Navidad.
Si necesitas matar demonios... avisa.
Goyo, necesito ser más fuerte que ellos. Irse no se van a ir, morir no van a morir, pero necesito que no controlen mi vida.
De todas formas, gracias, muy gentil el ofrecimiento.
Francisca, no soy experto en exorcizar eso que llamas 'demonios'.Todos, en más o menos cantidad los llevamos dentro. Su nombre exacto quizá fuera "pensamientos/sensaciones irracionales" de los que no somos del todo dueños. Nuestros pensamientos 'racionales' a veces no saben combatirlos. Sus raíces quizá sean profundas, nuestra educación, nuestras vivencias nos han marcado, pero quizá la solución no sea tanto dejar que nuestra mente vuele sola, porque en lugar de resolver el problema no hace más que agrandarlo: porque esos 'pensamientos' son falsos, no tienen validez ninguna aunque para nosotros resulten realidades extremadamente dolorosas, como son esos sentimientos de 'culpa' a los que aludes.
Estoy seguro de que los conoces muy bien, pero quizá lo que necesites es cómo combatirlos. No se trata tanto de pensar, como de actuar, pensando sólo en el momento que vivimos. Ni el pasado, ni el futuro son nuestros, sólo disponemos del presente y ése es el que debemos vivir, centrarnos en lo que estamos haciendo.
El hecho de 'expresar' como lo has hecho en esta entrada, es ya una buena 'realidad', has sabido poner sobre el tapete tu preocupación, es una de las maneras de ir quitando la 'máscara' que portan esos 'demonios'. Eso que te angustia tanto cuando se les quita la máscara, del miedo, de la culpa, de la ansiedad, aparecen lo poco que son. No luches con la mismas armas que ellos y no necesitas pedir perdón por llamarles como son "putos impostores".
Ánimo, Francisca, trabaja en todas aquellas cosas que gusten, que te absorban,que te enriquezcan. Me imagino que eres una persona sensible y habrá un abanico de aficiones que pueden darte esa satisfacción de ser tú misma, la que de verdad eres, no la que te muestran esos monigotes.
Suerte, Francisca.
Muchas gracias Douce,
Eres muy amable. Efectivamente, cuando aludo a mis demonios me refiero a pensamientos que no consigo controlar y que llegan a provocar en mí una sensación de angustia que parece no tener fin.
El hecho de dejarlos fluir es únicamente para ponerlos ya sobre la mesa, que no sean sibilinos, para darme cuenta de lo que es real y lo que son pensamientos negativos y frustrantes. Digamos que es una forma de autoconocimiento. Requiere pararse escuchar y filtrar, no es tarea fácil y no se trata de dejarse llevar por ellos sino todo lo contrario.
Cuando descubres que lo que te viene a la mente no es tuyo es más fácil ir eliminándolo poco a poco. Si sé que es consecuencia de vivencias adquiridas, de creencias erróneas puedo apartarlos en cuanto llegan. Si no puedo evitarlos, al menos saber cuando me la están jugando.
Gracias por tu preocupación y por tus palabras.
Un beso
FrancEsca. ;-)
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