He encontrado esta entrada entre los borradores, la pongo ahora, unos meses después.
Creemos ser muy liberales, pensamos que todo es posible y lo aceptamos mientras no hagamos daño a los demás, mientras no perturbemos la paz y la libertad del otro, pero no siempre es así.
Porque cuando esas decisiones no coinciden con las nuestras, cuando son irracionales, cuando podemos sacarles punta y decir desde un "está loco" hasta un "no sabe lo que hace", hay quien se escandaliza de las decisiones libres y sinceras de los demás.
Ignorante, loco, son sólo dos de los adjetivos cariñosos con los que apodamos a aquellos a los que no entendemos.
Pensamos que somos capacer de ponernos en el lugar del otro, ¿en serio lo hacemos o seguimos pensando que la verdad es una y que fuera de la nuestra no hay opciones?.
A veces ni siquiera nos paramos a escuchar los argumentos, los tomamos como excusas o como confirmación de lo que ya pensábamos.
Y llegados a este punto me pregunto, ¿cuándo llegaremos a ponernos en la piel del otro, a cerrar los ojos y sentir, SENTIR, lo que el otro siente, o al menos mínimamente lo que intenta transmitirnos?
¿Cuándo seremos capacer de respetar de verdad, de ser capaces de acompañar al otro por el camino que escogió sabiéndolo libre a él, y a nosotros privilegiados por estar a su lado?
Si no somos capaces de acompañar, ni de sentir, ¿seremos capaces al menos de escuchar?.
Creemos ser muy liberales, pensamos que todo es posible y lo aceptamos mientras no hagamos daño a los demás, mientras no perturbemos la paz y la libertad del otro, pero no siempre es así.
Porque cuando esas decisiones no coinciden con las nuestras, cuando son irracionales, cuando podemos sacarles punta y decir desde un "está loco" hasta un "no sabe lo que hace", hay quien se escandaliza de las decisiones libres y sinceras de los demás.
Ignorante, loco, son sólo dos de los adjetivos cariñosos con los que apodamos a aquellos a los que no entendemos.
Pensamos que somos capacer de ponernos en el lugar del otro, ¿en serio lo hacemos o seguimos pensando que la verdad es una y que fuera de la nuestra no hay opciones?.
A veces ni siquiera nos paramos a escuchar los argumentos, los tomamos como excusas o como confirmación de lo que ya pensábamos.
Y llegados a este punto me pregunto, ¿cuándo llegaremos a ponernos en la piel del otro, a cerrar los ojos y sentir, SENTIR, lo que el otro siente, o al menos mínimamente lo que intenta transmitirnos?
¿Cuándo seremos capacer de respetar de verdad, de ser capaces de acompañar al otro por el camino que escogió sabiéndolo libre a él, y a nosotros privilegiados por estar a su lado?
Si no somos capaces de acompañar, ni de sentir, ¿seremos capaces al menos de escuchar?.
2 comentarios:
Respetar, escuchar, sentir... bonitos verbos que muchos desconocen. Me ha encantado tu entrada. Felicidades.
Una amiga me enseñó esta lección. Yo me creía tan liberal y abierta de mente y sin ser consciente la juzgué por no compartir su punto de vista y no ponerme en su piel. Después de hablarlo y hacerme ver las cosas me di cuenta de todo. Quien lo hubiera dicho!! Desde entonces siempre pienso en ese día antes de emitir algun juicio sobre alguien o alguna actitud.
Para juzgar ya estan los jueces.
Muy buena entrada. :D Saludos!
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