Subidón

Lo normal en esta vida es que de vez en cuando tengamos un bajón, bueno digo lo normal pero me refiero a mí, a ti no te conozco. Siguiendo con lo que iba, durante mucho tiempo he reconocido perfectamente los bajones en determinados momentos, a veces provocados por algo muy concreto, otras veces sin saber cual era la causa.

Lo bueno del caso es que ahora estoy de subidón total, y es complicado describirlo porque no entra dentro de lo normal, porque no estoy acostumbrada, porque ¿qué narices es esto?.

Ésto es de lo mejor que me ha pasado, es estar de repente con fuerzas, con energía para emprender la tarea más complicada. Aunque el cuerpo no te siga, da igual. Es posiblemente la misma reacción de los niños la noche de reyes, o el día de su cumpleaños, o cuando esperan la llegada del ratoncito Pérez.

Es estar con tal vitalidad interior que por las noches me es casi imposible dormir. Llego agotada a la tarde, demasiada actividad la que derrocho para tan pocas fuerzas ahora, pero la euforia interior me impide descansar.

Quisiera gritar, volar, abrazarte, sonreir, ¿no te he dicho que llevo la sonrisa puesta allá a donde voy?. Echo de menos a personas concretas que apenas conozco y me encantaría conocer, saldría de juerga con mis amigas, pero el cuerpo no me da, canto a voz en grito cuando me pongo youtube en el ordenador y acabo con la garganta fatal, pero necesito sacar, sacar, sacar....

Qué pasada!