Pronto es la despedida de un compañero de trabajo y a los jefes no se les ha ocurrido otra cosa que ir al Plata.
Muy buen rollito se podría decir, ¡ja!.
El caso es que nunca he estado y tenía ganas de ir, pero con la gente de trabajo me apetece lo mismo que comer lagartijas crudas.
No sé porqué lo tienen que poner tan difícil. Si vas estás a disgusto, si no vas quedas fatal. Este es el tipo de cosas que me sacan de quicio.
La próxima vez ojalá propongan la típica cena rancia de sonrisas fingidas y gracietas sosas.
ES EL MOMENTO
Hace 4 días
2 comentarios:
Sencillo, todo lo que no quieras no lo hagas.
Besos.
P.D. Qué hago con esas entradas para ver a esos tíos tan guapos??
Ir con tus amigas, por supuesto ;o)
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